Panamá, el país de América con más casos de COVID-19 por millón de habitantes, se alista para aplicar la "nueva normalidad" el próximo lunes, tras más de siete meses de pandemia y con una disponibilidad de camas y de UCI por debajo del 50 % entre el total de sus hospitales públicos y privados.
Según datos del Ministerio de Salud a los que tuvo este martes acceso EFE y que hasta ahora no se han hecho públicos, existe un 40 % de disponibilidad de camas en todos los hospitales del país y un 38 % en unidades de cuidados intensivos (UCI) y semiUCI.
El próximo 12 de octubre se levantarán totalmente las restricciones a la movilidad y podrán retomar plenamente sus actividades la aviación internacional y el turismo, poniendo fin a un cronograma de reactivación gradual que comenzó a finales de septiembre y que hasta ahora ha llegado a permitir la apertura del comercio no esencial, parques naturales y del deporte federado.
En Panamá, que acumula más de 115.000 contagios confirmados y de 2.400 muertes por COVID-19, hay 5.186 camas en sala general y otras 550 en unidades de cuidados intensivos y semintensivo tanto en hospitales públicos como privados.
Actualmente se dispone 2.095 camas en sala general y 207 en unidades de intensivo y semintensivo para atender pacientes con COVID-19, según los datos oficiales que incluyen hospitales públicos y privados.
"En este momento, Panamá tiene una cantidad importante de disponibilidad en cuanto a la capacidad del sistema de salud con respecto a camas y ventiladores", dijo a EFE Miguel Mayo, exministro de Salud.
El Ministerio de Salud ha dicho que la reapertura se mantendrá si el Rt o índice efectivo de reproducción se mantiene por debajo de 1 %, la letalidad del COVID-19 menor al 3 %, la disponibilidad de camas en sala en un 20 % y de la UCI y de Unidad de Cuidados Respiratorios Especiales (UCRE), del 15 % o más.
Leer también: Realizan trabajos de mejoramiento y construcción de 13 viviendas en Darién
EL SECTOR PÚBLICO ABSORBE A MÁS PACIENTES
En sala general hay 3.091 camas ocupadas, 516 por pacientes con COVID-19 y 2.575 por otras enfermedades, mientras que en intensivo y semintensivo lo están 343, de ellas 137 con infectados por el nuevo cororonavirus.
Los números evidencian que el sistema público carga a la mayoría de pacientes: el Ministerio de Salud reúne 220 camas ocupadas con pacientes COVID y 1.389 por otras enfermedades en sala general, en UCI y SemiUCI tiene 63 por COVID y 78 por otras causas.
La estatal Caja de Seguro Social (CSS) tiene 276 camas ocupadas con pacientes COVID-19 y 1.034 por otras razones en sala, mientras que en intensivo 65 están con contagiados del nuevo coronavirus y 92 por otras enfermedades.
El sector privado solo mantiene en sala 20 camas y en UCI 9 ocupadas por pacientes infectados con nuevo coronavirus, mientras que 152 y 36 lo están enfermos por otras afecciones, respectivamente.
Respecto a los ventiladores, hay un 66 % disponible: 536 están libres y 272 ocupados de los 808 dotados para el país. Del total de ocupados, 10 están en sala con pacientes de COVID-19, 103 con contagiados del nuevo coronavirus en UCI y SemiUCI, y 159 con enfermos por otras causas.
Leer también: Sujeto se introduce en local comercial en Sabanitas de Colón
PERSONAL SANITARIO FATIGADO Y EXPECTATIVAS REALES DE LA POBLACIÓN
Para el exministro Mayo lo más preocupante no es la disponibilidad de camas sino "el cansancio de los funcionarios de salud que tienen 7 meses de trabajo continuo, con toda la sobrecarga laboral y emocional que eso significa".
"La priorización de los equipos de protección personal e insumos deben estar garantizados, como ha sido hasta ahora, para la elevación sospechada de casos, que pensamos puede ocurrir con la apertura", resaltó Mayo.
En junio el país vivió un incremento descontrolado de casos de COVID-19, que situó al país como uno de los más afectados del continente por su elevada tasa de transmisión, y que obligó a las autoridades a congelar un primer plan de apertura económica y reimplantar severas medidas de movilidad.
Pero la mejora desde agosto de los índices pandémicos llevó a las autoridades a reiniciar el plan de apertura, siempre insistiendo en que se respeten las normas de bioseguridad.
Las autoridades han admitido que prevén un rebrote debido a la reapertura iniciada en septiembre, pero que trabajan, mediante la trazabilidad, para que esta no tenga un gran impacto, y no han descartado reimplantar cuarentenas si es necesario.
"Es importante que la gente tenga una expectativa real de la pandemia: el virus llegó y estará entre nosotros por muchos años, lo que implica que debemos cambiar nuestra conducta y ser responsables con nuestra salud. Hay que entender que la apertura económica es necesaria, pero sigue habiendo riesgo de contagio y, por lo tanto, una real posibilidad de cuarentena nuevamente", continuó el exministro.